Aprendí con el tiempo, que cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se aglomeran en la garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribir. Me ha funcionado en otras veces y espero suceda lo mismo el día de hoy.
No se trata de herir, no se trata de rencor, no se trata de querer y no poder. No quiero cambiar nada y de nada serviría poder hacerlo. Simplemente, se trata de que entiendas lo que significó esté pasaje en mi vida.
Te confesé alguna vez, que desde que te conocí, vi en ti a un ser diferente, me entusiasmo la idea de poder conocerte, quería llenar con tu alegría las tristezas que llevo en el alma… (Si también llevo tristezas!) Y hubo días lindos, alegres en lo poco que estuvimos. No sé si los hubo para ti, me imagino que sí…Pero también hubo días malos y te das cuenta de que tal vez es mejor así. Pero cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Y sin embargo, llegó, porque todo acaba, de una manera u otra.
No te deseo nada malo, de hecho, espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga un final. Ten presente que, simplemente, las cosas no siempre salen como queremos. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también, que las cosas se pudieron hacer mejor, pero que tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando un poco al azar y otro poco con la mala suerte.
No lo sé. No sé qué pudimos haber sido. Y ahora, la verdad, no me importa. Me importó en su momento, y esa idea rondó por mi cabeza hasta que mi imagen de ti se difuminó y se perdió entre mis recuerdos con tantos otros. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí.
Pero alguien ocupó tu lugar. No tiene por qué ser una pareja. Tal vez fue una amiga, un amigo, tal vez un familiar, un compañero, un hobby. Y, obviamente, alguien ocupó el mío. Y así es como ha de ser, no quiero huecos vacíos en ningún corazón. Pero también tengo que decir, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte, que jamás encontrarás alguien como yo, al igual que estoy seguro que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí.
Pienso que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuenta de que me echas de menos.
Hay historias que nunca acaban pero, del mismo modo, hay otras que nunca llegaron a empezar. Deseo lo mejor de la vida para ti
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